PROYECTAN "UNA VIDA DIFICIL", CON ALBERTO SORDI

Continuando con el ciclo de cine "Función especial" que este mes rinde homenaje a Alberto Sordi, se proyectará "Una vida difícil" (1961). La exhibición del filme será el jueves 11 de junio a las 18 en la sala Gregorio Nachman del Teatro Auditorium.

La película de Dino Risi cuenta con las actuaciones de Alberto Sordi, Lea Massari, Franco Fabrizi entre otros.

"Vida difícil (Una vita difficile)" es la ambiciosa historia de dos décadas cruciales en la vida italiana, relatada a través de un hombre y sus experiencias tragicómicas en los años comprendidos entre 1944 y 1961. Silvio Magnozzi es un antiguo oficial de complemento, que antes de la guerra había estudiado arquitectura y durante los años de la Resistencia termina por luchar como partisano, con la tarea de hacer propaganda. Al terminar la guerra, Silvio empieza a trabajar como periodista y, mientras es poco más que escritor de mala muerte en un periódico de izquierdas, sueña con una carrera militante en las grandes editoriales. Aparentemente inquebrantable en sus convicciones, su ideario es puesto a prueba cuando tiene que enfrentarse a la vida cotidiana después de la guerra, porque una vez llegada la paz él sigue actuando socialmente en consecuencia con sus principios ideológicos, y ello le conducirá a situarse en una posición en cierto modo desfasada.

Con justicia se reconoce a Dino Risi (director también de "Perfume de Mujer", "Il Sorpasso" y "Los Monstruos" entre otros grandes filmes) como uno de los mejores analistas de la Italia de la posguerra, un país arrasado moralmente por la demencial dictadura fascista. Risi llegó con "Una vita difficile" a uno de los puntos más altos de su carrera, en este retrato de perdedores llevado hasta las últimas consecuencias y sin más misericordia que la propia de quien fue analista de lo cotidiano.

Alberto Sordi, en uno de los mejores papeles de su carrera, encarna a un personaje que recoge la tragedia de quienes tras la guerra se muestran incapaces de rehacer su vida, de alejar primero y olvidar después las heridas de un conflicto bélico que no se limitó a contaminar a toda una sociedad, sino que penetró hasta el último rincón del alma de los ciudadanos.